Las mejores frases de Montesquieu que no debemos olvidar

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Si recordamos aquella vez cuando en el parlamento, a propósito de los alegatos del, ahora, expresidente de la República para defenderse de una amenazante vacancia, se dieron cita a un tiempo la ilustración, el humanismo, el derecho político y el derecho constitucional. Debe haber sido la primera vez que se pronuncia el nombre de un ilustrado en el Congreso de hogaño.

Gracias a la cita que hiciera el abogado del mandatario Pedro Pablo Kuczynski, el constitucionalista Alberto Borea Odría, el nombre Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, se ha convirtió en el más buscado en Google por los peruanos. ¡Enhorabuena!

Aquí les dejamos las frases más bellas y profundas de este insigne ilustrado del siglo XIX.


  • La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes.
  • La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie.
  • Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella.
  • A la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidamente antes que escucharlas.
  • Cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco y sin notarlo.
  • El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.
  • Cuando se busca tanto el modo de hacerse temer se encuentra siempre primero el de hacerse odiar.
  • No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia.
  • Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.
  • Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
  • Hay que estudiar mucho para saber poco.
  • La mayor parte de los hombres son capaces más bien de grandes acciones que de buenas acciones.
  • La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo.
  • La descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principio sobre los cuales fue fundado.
  • Las leyes inútiles debilitan a las necesarias.
  • Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
  • La mayoría de veces el éxito depende de saber cuánto se ha de tardar en lograrlo.
  • Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.
  • La adversidad es nuestra madre; la prosperidad sólo es nuestra madrastra.
  • Si los triangulos hicieran un dios, lo idearían con tres lados.
  • Parece que nuestra vida aumenta cuando podemos ponerla en la memoria de los demás. Es una nueva vida que adquirimos y nos resulta preciosa.
  • Las personas que tienen poco que hacer son por lo común muy habladoras: cuanto más se piensa y obra, menos se habla.
  • Los países no están cultivados en razón de su fertilidad, sino en razón de su libertad.
  • El talento es un don que Dios nos hace en secreto, y que nosotros revelamos sin saberlo.
  • Los malos ejemplos son más dañinos que los crímenes.
  • Aquí un marido que ama a su mujer es un hombre que no tiene el mérito suficiente para hacerse amar por otra.
  • Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad.
  • La verdad en un tiempo es error en otro.
  • Máxima admirable: no hablar de las cosas hasta después de que estén hechas.
  • Más Estados han perecido por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes.
  • Cuando los hombres prometen a una mujer que la amarán siempre suponen a su vez que ellas les promenten ser siempre amables; si ella falta a su palabra, ellos no se creen obligados por la suya.
  • Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes.
  • Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad.
  • Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora.
  • Normalmente, aquellos que poseen un gran talento, son ingenuos.
  • La libertad consiste en poder hacer lo que se debe hacer.
  • La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten. Si un ciudadano tuviera derecho a hacer lo que éstas prohíben, ya no sería libertad, pues cualquier otro tendría el mismo derecho.
  • Cuando la muerte ha igualado las fortunas, las pompas fúnebres no deberían diferenciarlas.
  • En el derecho público el acto de justicia más severo es la guerra, porque puede tener por efecto la destrucción de la sociedad.
  • Quisiera abolir las pompas fúnebres. Hay que llorar a los hombres cuando nacen y no ya cuando mueren.
  • Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.
  • Cuando nacen las sociedades, los jefes de un Estado son los que dan a éste su carácter especial. Después, este carácter especial es el que forma a los jefes de Estado.
  • El lujo está siempre en proporción con el desnivel de las fortunas.
  • El divorcio es indispensable en las modernas civilizaciones.
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