Mario Castillo Freyre: «Al CAL le asisten derechos sobre ese cuarto piso» [Entrevista]

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A pocos días de la diligencia de lanzamiento de la que fuimos testigos, Legis.pe tuvo ocasión de entrevistar al doctor Mario Castillo Freyre, a propósito de la disputa protagonizada por el Colegio de Abogados de Lima y el Poder Judicial en torno al inmueble ubicado en el cuarto piso del Palacio de Justicia.

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Buscamos al doctor Mario Castillo no solo porque se trata de uno de los más reconocidos agremiados de nuestra Orden en materia civil, sino porque es uno de los abogados que más conoce el caso al haber ejercido, ad honorem y en circunstancias harto difíciles, la defensa legal del Colegio.

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En esta entrevista, el profesor Castillo Freyre, con la prudencia que lo caracteriza, nos cuenta los entretelones legales del caso y los caminos que se abren para solucionar este conflicto, al tiempo que hace un llamado para que las relaciones entre jueces y abogados vuelvan a ser fluidas.

En seguida, a guisa de introducción al problema, compartimos con ustedes las primeras impresiones del profesor.


¿Cuáles son los antecedentes del caso?

Durante muchos años, en las primeras décadas del siglo pasado, en el siglo XX, hubo una decisión del Estado peruano de contribuir con el Colegio de Abogados de Lima, tratando de conseguir un local para el Colegio. Esto fue incluso objeto de algunas leyes y normas legales que se dieron a principios del siglo pasado, pero que no se llegaron a concretar.

Pero a raíz del terremoto de 1940, el Poder Ejecutivo tomó una serie de decisiones. Y dentro de esas decisiones otorgó al Colegio de Abogados los 1 200 metros cuadrados del cuarto piso [del Palacio Nacional de Justicia], espacio que el Colegio ha ocupado durante prácticamente 78 años.

Y efectivamente, se hizo una ceremonia en virtud de la cual el ministro de Justicia entregó al entonces decano del Colegio de Abogados su cuarto piso. Y desde ese entonces el Colegio de Abogados ha venido ocupando ese lugar que durante muchos años. Incluso fue su único local, dado que el local que hoy tiene en Santa Cruz recién es un local de los años 80, en donde el Colegio empieza a tener el local de Lima y el local de Miraflores.

Lo que ocurrió fue que hace algunos años, hará unos cuatro años, durante la gestión de mi amigo, el doctor Mario Amoretti Pachas, entonces decano del Colegio de Abogados, el Poder Judicial reclama al Colegio de Abogados la devolución del cuarto piso, porque decía que efectivamente le pertenecía en propiedad y que no era de propiedad del Colegio.

Esto motiva un intercambio de comunicaciones, algunas cartas, luego ya hay efectivamente la solicitud para conciliar, y luego se interpone la demanda de reivindicación por parte del Poder Judicial en contra del Colegio de Abogados. En ese entonces, el señor decano tiene la gentileza de visitarme a mi estudio y me cuenta que ha tenido algunos problemas en el sentido de que ha pedido la ayuda de unos colegas que lamentablemente no se concretó. Me pidió la posibilidad de asumir la defensa en este proceso, propuesta que yo acepté, aunque le dije una condición: que yo no voy a cobrar un sol, [que mi trabajo sería] de forma desinteresada. Fue bsolutamente ad honorem lo que hice para el Colegio.

Era un tema muy complicado, de esos que definitivamente marcan el ejercicio profesional. Era un litigio muy peculiar en la medida en que uno estaba litigando contra un poder del Estado, y precisamente era el poder del Estado que iba a resolver la controversia, lo que plantea muchos temas en el orden teórico que luego podemos conversar.

Entonces era un caso muy difícil, muy difícil, en el sentido de poder obtener un resultado positivo. Es decir, siempre en el Colegio se entendió eso y se trató además que el proceso durara lo más posible, a efectos de que el Colegio estuviese lo mejor resguardado mientras las directivas podían ensayar alguna otra decisión, tomar algún otro camino más allá de defenderse en este proceso.

Yo seguí defendiendo al Colegio hasta que se interpuso la casación. Bueno, ya sabemos que ella fue declarada improcedente y que los vaticinios obvios de aquello que iba a ocurrir se han concretado. Yo lamento que eso haya sido así porque eso en cierta forma ha deteriorado las relaciones que deben ser muy fluidas entre abogados y jueces, esas relaciones de convivencia y el compañerismo que siempre se han vivido…

Creo, además, que al Colegio de Abogados (y por eso asumí la defensa) le asistían y le asisten derechos sobre ese cuarto piso, que lamentablemente no han sido reconocidos en este proceso. Yo tengo entendido, además, que existe otro proceso, que hay otro proceso civil de mejor derecho de propiedad.

CONTINÚA… Si quieres ver la entrevista completa dale click al link del vídeo.

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