Reseña del notable sociólogo Aníbal Quijano que falleció hoy

Su obra es referencia obligatoria en los estudio sociales de nuestro tiempo e indispensables para nuestro conocimiento de América Latina

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“Es tiempo de aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico
donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada.
Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos”. 

Aníbal Quijano ha fallecido. Quien fuera el sociólogo más importante de nuestro país, y acaso de Latinoamérica, había sido ingresado de emergencia al Hospital Almenara el pasado 25 del presente mes. Su obra es referencia obligatoria en los estudio sociales de nuestro tiempo e indispensables para nuestro conocimiento de América Latina. Entre otros grandes aportes, su teoría de la colonialidad del poder dio sustento a una etapa de emancipación en el continente.

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El reconocido maestro, nacido en Yanama, Áncash; dirigió cátedras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (su alma mater), en la Universidad de Binghamton, Nueva York y en la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre sus principales obras contamos con Imperialismo y marginalidad en América Latina (1977), Dominación y cultura. Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú (1980) o Modernidad, identidad y utopía en América Latina (1988).

Lo que caracteriza la obra de Quijano es la profunda y sesuda crítica que realiza al sentido común epistemológico, que siendo eurocéntrico no corresponde con la realidad de los pueblos indoamericanos. Refiere el sociólogo que, el proceso de globalización, tan mentado por estudiosos de la época y hasta publicitado como una oportunidad de conexión cultural, es solamente la culminación de un proyecto de colonización impuesto desde la constitución de América.

De ese modo, la división del trabajo quedó asociada a la raza. Los que se reconocían como ‘blancos’ impusieron una sistemática división racial del trabajo. A los indios les correspondía la servidumbre y los negros fueron reducidos a la esclavitud. No hubo una intención de amalgamar las culturas europeas y americanas, sino de suprimir forzosamente todo lo que no se integraba al patrón europeo de la modernidad. Y aunque después se vendió la idea de libertad y democracia, Quijano sostenía que era necesaria una verdadera emancipación.

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Como señala el sociólogo Marco Sipán, en este artículo que resume muy bien el pensamiento de Quijano:

Quijano plantea que el conocimiento de la realidad social solo es accesible, plenamente, desde el interior de una práctica social transformadora. Es decir, quien quiera adquirir un conocimiento pleno de la realidad social, tiene que dedicarse a la práctica social transformadora. Por esta razón surge un tema central: la descolonización del poder, como forma efectiva de democratización de la sociedad. Eso significa devolverle a la gente misma, el control de las instancias básicas de su existencia social: trabajo, sexo, subjetividad y autoridad.

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