El despiadado manifiesto de un abogado defensor

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Muchos seguidores nos preguntan por qué los abogados casi siempre le ganan a los fiscales. Interesante pregunta, claro, en el caso que aceptemos que los fiscales casi siempre pierden. Mientras algunos sostienen que los casos que ganan los abogados defensores se deben, más que a sus propios méritos, a los deméritos de los fiscales; otros afirman que, técnica y objetivamente, es más difícil probar la duda razonable que la culpabilidad.

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Shark, una serie de televisión que recomendamos con entusiasmo a nuestros lectores, retrata la vida de Sebastian Stark, un carismático y prestigioso abogado de Los Ángeles que cambia su exitoso trabajo como polémico litigante por un puesto en la fiscalía. Stark, interpretado por James Woods, ya en su nueva posición, trabajará bajo el mando de la fiscal Jessica Devlin, su antigua rival, quien no comparte sus ténicas para ganar los casos.

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En esta magistral escena que compartimos con ustedes vemos al soberbio Stark frente a sus nuevos colegas de trabajo, los fiscales, a quienes les proclama su despiadado manifiesto:

La gente dice que los abogados defensores caros ganan a los fiscales porque es más fácil probar la duda razonable que la culpa; pero hay una sencilla razón por la que yo siempre gano y ustedes siempre pierden, aparte de mi inmensa superioridad como abogado.

Un fiscal debe adaptar su caso a las exigencias del sistema legal, un abogado defensor adapta el sistema legal a las exigencias de su caso. ¿Quieren ganar? Tomen nota. Yo me guío por tres reglas muy sencillas, mi despiadado manifiesto. Estas reglas rigen todas las decisiones que tomo en todos los casos.

Mi despiadado manifiesto:

1. Un juicio es la guerra y perder es la muerte.

2. La verdad es relativa. Escojan la que les convenga.

3. En un juicio con jurado solo hay doce opiniones que importan. Esta institución es propia del common law, que no existe en nuestra realidad jurídica. Para adaptarlo este ítem al civil law, podríamos decir que en un juicio solo una opinión importa, la del juez.

Ah, nunca olviden que el objetivo es ganar, de la justicia se encarga Dios.

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Y ustedes, amigos, ¿qué opinan?

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