¿Qué pasó con la «cúpula» del Palacio Nacional de Justicia?

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© Roger Vilca
© Roger Vilca

Mientras navegaba por las espesas aguas de Facebook me topé con una fotografía compartida por el penalista Carlos Caro Coria. Se trataba de un cuadro en el que se «veía» el edificio del Palacio Nacional de Justicia, pero, curiosamente, con una imponente cúpula. De inmediato recordé un libro de los historiadores Carlos Ramos Núñez y José Francisco Gálvez sobre este recinto judicial[1].

Después de muchas trabas burocráticas, y a poco de que la Corte Suprema cumpliera su primer centenario, el presidente Augusto B. Leguía anunciaba la construcción del Palacio de Justicia que hoy descansa frente al Hotel Sheraton. El 26 de mayo de 1928, cuenta el profesor Carlos Ramos, mediante una resolución suprema refrendada por el entonces ministro de Justicia, Pedro M. Oliveira, se determinó que el Palacio sería construido en un área ubicada «entre las calles de Buenaventura, Tipuani, Mapiri y Cotabambas»[2]. Después de muchos contratiempos, finalmente, el Palacio sería inaugurado el 5 de diciembre de 1939 por el presidente Óscar R. Benavides, con José Félix Aramburú como presidente de la Corte Suprema.

Lo primero que cabe advertir del Palacio es que se trata de una «copia» del colosal Palacio de Justicia de Bruselas, uno de los más grandes en su tiempo. En el libro que les cuento, el doctor Ramos advertía esta evidente similitud: «La fachada y el diseño general del edificio guardan ostensible semejanza con el Palacio de Justicia de Bruselas, que cuenta con una cúpula en su cúspide, y en el cual se inspiró evidentemente […] Paprocki»[3].

El Palais de Justice de Bruselas, de aproximadamente 26 000 metros cuadrados (algo más espaciosa que la Basílica de San Pedro), fue diseñada por el arquitecto Joseph Poelaert y construida durante 17 años (1866-1883), bajo el régimen de Leopoldo I (su promotor) y Leopoldo II (le roi bâtisseur, «el rey constructor», para los belgas).

Pues bien, a todo esto, ¿qué pasó con la «cúpula» del Palacio de Justicia? Pues nada. «El domo [apunta Ramos Núñez] nunca llegó a construirse, debido a la falta de recursos y a esa tendencia a lo inconcluso que menciona Basadre como una característica de la idiosincrasia peruana»[4]En una cita recogida por el profesor Ramos, el magistrado e historiador Luis Antonio Eguiguren, en tono airado, denuncia esta ausencia:

La Plaza y Paseo de la República es un sitio exornado con el frontis de un Palacio de Justicia que es copia del Palacio de Justicia de Bruselas. Sólo que, como tenemos el don de mejorar las cosas empeorándolas, suprimimos la magnífica cúpula que como remate decorativo de gran valor estético el Palacio bruselense, y dejamos nuestra justicia desmochada, sin el digno y elegante remate de la obra original. Es como si hubiéramos hecho una imitación de San Pedro en alguna basílica nuestra, pero quitándole la cúpula, que es lo que imprime carácter desde la lejanía y que modela el estilo y le da el acabado en arquitectura.[5]

A diferencia de lo que se hizo en el Perú, los argentinos construyeron una copia más elaborada del edificio belga, el Palacio del Congreso Nacional, localizado en Buenos Aires, y con superficie que supera los 12 000 metros cuadrados. Y justamente, lo que caracteriza al edificio gaucho es su cúpula de 80 metros de altura.

Palacio del Congreso Nacional de Argentina, inspirado también en el Palacio de Justicia de Bruselas.

El Palacio de Justicia peruano se construyó sobre un área de 6 mil metros cuadrados, en «uno de los más inmundos tugurios que tuvo Lima», la antigua Cárcel de Guadalupe. Como decimos, era una copia a medias del inmenso Palais de Justice de Bruselas, de aproximadamente 26 000 metros cuadrados (algo más espaciosa que la Basílica de San Pedro), diseñado por el arquitecto Joseph Poelaert y construido durante 17 años (1866-1883), bajo el régimen de Leopoldo I (su promotor) y Leopoldo II (le roi bâtisseur, «el rey constructor», para los belgas).

Un dato curioso es que si usted busca imágenes del edificio en Google, difícilmente hallará una en la que aparezca limpio. Desde el 2000 el Palacio de Bruselas está cubierto de andamios. Las labores de restauración están durando más que los trabajos de construcción del edificio.

Libro de Carlos Ramos Núñez y José Francisco Gálvez, publicado por el Fondo Editorial del Poder Judicial (2008).

 


[1] Historia del Palacio Nacional de Justicia. Dos perspectivas. Lima: Fondo Editorial del Poder Judicial, 2008.

[2] Historia del Palacio Nacional de Justicia… Op. cit., p. 46.

[3] Historia del Palacio Nacional de Justicia… Op. cit., p. 50.

[4] Bruno Praprocki era profesor de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Arte de la Escuela Nacional de Ingeniería, la actual Universidad Nacional de Ingeniería.

[5] Multatuli (seud. de Luis Antonio Eguiguren). Las calles de Lima. Lima: s. e., 1945, p. 329.

10 Jun de 2017 @ 23:05

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