Archivamiento y partidocracia, por Arturo Ferrari

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La respuesta tardó un poco en llegar. La diferencia de horas entre España y el Perú justificaban la demora. Joaquín Rey, editor multiplataforma de Perú21, había escrito un tuit preguntando si en verdad existía la palabra archivamiento. Ese era el destino que el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso para permitir el adelanto de elecciones había tenido. ¿Era correcto su empleo? Para un número importante de medios locales parecía que sí.

Archivamiento no está registrada en el Diccionario de la lengua española de la RAE. Sin embargo, este no es un buen motivo para censurar o impedir el uso de una palabra. Existe una gran cantidad de neologismos que son utilizados y que solo esperan su inclusión en el DLE (una práctica que se realiza cada vez con mayor rapidez).

Una rápida revisión de algunos diarios españoles, como El País o La Vanguardia, no encontró rastros de la susodicha. En el Perú, El Comercio o Gestión (al contrario de varios de sus pares) empleaban otras fórmulas, como “el proyecto fue enviado al archivo” o “la Comisión de Constitución archivó el proyecto”. La duda estaba instalada.

Al cabo de un tiempo prudencial, la RAE cumplió con despejar a través de su cuenta en Twitter nuestra interrogante. El sustantivo archivamiento es un derivado correctamente formado (no es un neologismo), utilizado, especialmente, en Perú y Paraguay (peruanismo y paraguayanismo), indicaba puntualmente.

Según el blog Castellano Actual de la Universidad de Piura, el sufijo –miento forma sustantivos deverbales (procedentes de verbos) que suelen significar acción y efecto. Menciona algunos ejemplos: alejamiento, atrevimiento, debilitamiento, elevamiento, levantamiento, entre otros. Un sufijo es un afijo (“partícula”) que se une al final de una palabra para formar un derivado. Un prefijo aparece al inicio.

El blog cita a David Pharies, profesor de la Universidad de Florida, autor del Diccionario etimológico de los sufijos españoles (2002), quien sostiene que miento se remonta a –mentum, sufijo latino que sirve para derivar sustantivos deverbativos que designan en la mayoría de los casos un instrumento, el resultado y, a veces, también el nombre de una acción: armamento, medicamento, ordenamiento, aligeramiento.

En el caso de archivamiento, hubo al menos un resultado (el proyecto del Ejecutivo terminó arrumado en el archivo) y una acción (la decisión de la comisión de enviar al archivo el documento).

Si de neologismos se trata, el Instituto Cervantes, a través de su centro virtual, y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona han creado el blog Martes Neológico, un espacio en el que podemos acceder a un amplio número de términos que todos creemos figuran en el DLE, pero que para nuestra sorpresa allí no están incluidos. Por ejemplo, es el caso de partidocracia. Esta palabra, que habitualmente adorna columnas de opinión, noticias y comentarios de actualidad política, es en realidad un neologismo proveniente de la muy italiana partitocrazia. Fue utilizada por primera vez en 1944 por Roberto Lucifero, político favorable –según el Dizionario Biografico degli Italiani de la editorial Treccani– al mantenimiento de la monarquía en Italia después de finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Ironías del destino, dos lecciones que hemos podido extraer de la política peruana.

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