«Ciriaco de Urtecho: litigante por amor» de Fernando de Trazegnies

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No hemos hallado mejor manera de pasar el 14 de febrero que compartiendo una joya de literatura jurídica que debería leerse en todas las facultades de derecho del país. Nos referimos al invalorable Ciriaco de Urtecho: litigante por amor. Reflexiones sobre la polivalencia táctica del razonamiento jurídico del reconocido jurista Fernando de Trazegnies Granda, publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú hacia el año 1981. El texto se presenta a sí mismo en la solapa:

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Hacia el año 1782, en una ciudad de las sierras del Virreinato del Perú, un español pobre inicia un juicio contra un comerciante del lugar para obligarlo a venderle su esclava mulata. El argumento en el que funda su petición es notable: «se da el caso, Su Señoría [le dice al Juez] que ésta su esclava es mi mujer». Queda así planteada una contienda judicial que enfrentará irremisiblemente dos instituciones fundamentales de la sociedad colonial: familia y propiedad.

Trazegnies descompone este proceso con el objeto de reconstruir la situación en toda su intimidad: identifica a los personajes de la historia, desmonta los mecanismos argumentativos, analiza los discursos del esposo y del amo de la esclava, se introduce en la medicina de la época para comprender el peritaje realizado por un cirujano, trata de penetrar en los criterios de los tasadores, en la mente del juez y del escribano; en. una palabra, pretende reencontrar el gesto, la expresión del rostro, el tono de voz de los actores, que se ocultan entre las líneas del expediente. Sin embargo, el propósito de Trazegnies no es histórico ni sociológico.

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El caso de Dionisia y Ciriaco es sólo la viñeta que ilustra una diferente descripción teórica del Derecho, propuesta por el autor. Lejos de una visión mecánica del Derecho según la cual este no sería sino la aplicación minuciosa y en cascada del Poder social dominante, Trazegnies presenta el orden jurídico como un campo de batalla en el que se enfrentan los diferentes valores e intereses; así, el Derecho no es el brazo extendido de un Poder previamente definido sino un espacio social burbujeante en el que se miden y definen los poderes. Cada norma, cada acto jurídico, resulta ser entonces una cristalización de una determinada conformación de poderes, resultado de una victoria o de un armisticio. Pero a su vez estas cristalizaciones son reintroducidas al permanente enfrentamiento social de poderes por actores que las utilizan como meras armas argumentativas, que las interpretan desde sus propios puntos de vista y que las combinan caleidoscópicamente según sus intereses. En esta forma, el Derecho, debajo de una apariencia monolítica como una cosificada colección de mandatos, es un proceso de estructuración, desestructuración y reestructuración de poderes que se cuestionan incesantemente.

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Aquí tienen, pues, el libro en formato PDF, con las alentadoras palabras de Alfredo Bullard a propósito de la «conversión» del libro a una obra de teatro:

Así como hay ficciones que merecen ser reales, hay realidades que para ser entendidas merecen convertirse en ficción. La Comisión Arte y Derecho de la Pontificia Universidad Católica decidió, más de 35 años después del descubrimiento de De Trazegnies, convertir el expediente y el libro académico en una obra de teatro. Escrita por Gino Luque y Roberto Ángeles, y dirigida por este último, la obra hace renacer a Ciriaco, a su amada –la esclava Dionisia Masferrer– y al dueño de esta última, Juan de Dios de Cáceres, como personajes de carne y hueso, quienes ya no solo se conforman con contarnos la historia judicial, sino sus emociones, vidas y sufrimientos. Se estrena, por solo seis funciones, este jueves 25 de febrero en el Centro Cultural de la Católica.

Es sorprendente cómo en épocas tan distintas se repitieron historias tan actuales. La libertad, los prejuicios de raza y de género, la igualdad ante la ley, el deseo de cambiar las cosas, se camuflan en cada época para tomar formas y énfasis distintos. Pero en realidad la discusión de fondo es la misma. 

Sorprende, también, que un país en el que nos quejamos que los derechos no valen nada se encuentre una historia de más de 200 años atrás en que se desafían los prejuicios de base sobre los que se ha construido una sociedad. Ciriaco lucha por lo que hoy llamaríamos derechos humanos cuando nadie hablaba de ellos. No tiene el beneficio de declaraciones universales o tratados internacionales. Ni siquiera tiene una Constitución que invocar ni un Tribunal Constitucional al cual acudir. No hay una ONG que financie su aventura legal ni redes sociales para armar una campaña. Desafía al derecho usando el mismo derecho y el amor hacia su mujer.

Para descargar el texto click aquí.

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